Una premisa del coaching es que los humanos
somos poderosos porque con el lenguaje somos capaces de cambiar la
realidad: un juez dice una sola palabra, culpable o inocente, y le
cambia la vida a una persona. Hasta la misma Biblia lo dice, que con la
lengua damos vida y damos muerte (Pro 18, 21). Por eso hay ciertas
palabras que nos causan dolor, es decir, generan en nosotros estados
emocionales no deseados.
- Si lo que se nos dice no es verdad. El sufrimiento proviene de comprobar que nuestro interlocutor actúa conforme a eso que cree, que según nuestro mapa del mundo, no coincide con la realidad, y que esa conducta nos afectará de forma negativa.
- Si lo que se nos dice sí es verdad. Reconocer ciertas cosas nos obliga a salir de nuestra zona de confort, lo que también puede causarnos dolor si no queremos hacerlo. Salir de la zona de confort significa hacer cambios, y a veces nos resistimos a ellos.
- Si lo que se nos dice nos cierra posibilidades de acción en el presente o en el futuro. Esto sucede cuando, por ejemplo, recibimos una negativa a una petición: confiábamos en que se nos concediera lo solicitado pero al negársenos se nos impiden acciones que considerábamos beneficiosas para nosotros.
De todas formas, en un proceso de coaching enfocaríamos no tanto lo que te han dicho sino más bien qué te estás diciendo para que te sea doloroso. Una vez reconocido el poder de tales palabras abordaríamos la forma de modular a la baja tu sufrimiento empleando técnicas como la Resignificación, el Cambio de Creencias o la Escalera de Inferencias.
Piensa que, a veces, también nos duele que no se nos digan ciertas cosas, como un “gracias”, un “buen trabajo” o un “te quiero”.
- Si lo que se nos dice no es verdad. El sufrimiento proviene de comprobar que nuestro interlocutor actúa conforme a eso que cree, que según nuestro mapa del mundo, no coincide con la realidad, y que esa conducta nos afectará de forma negativa.
- Si lo que se nos dice sí es verdad. Reconocer ciertas cosas nos obliga a salir de nuestra zona de confort, lo que también puede causarnos dolor si no queremos hacerlo. Salir de la zona de confort significa hacer cambios, y a veces nos resistimos a ellos.
- Si lo que se nos dice nos cierra posibilidades de acción en el presente o en el futuro. Esto sucede cuando, por ejemplo, recibimos una negativa a una petición: confiábamos en que se nos concediera lo solicitado pero al negársenos se nos impiden acciones que considerábamos beneficiosas para nosotros.
De todas formas, en un proceso de coaching enfocaríamos no tanto lo que te han dicho sino más bien qué te estás diciendo para que te sea doloroso. Una vez reconocido el poder de tales palabras abordaríamos la forma de modular a la baja tu sufrimiento empleando técnicas como la Resignificación, el Cambio de Creencias o la Escalera de Inferencias.
Piensa que, a veces, también nos duele que no se nos digan ciertas cosas, como un “gracias”, un “buen trabajo” o un “te quiero”.